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Producir vinos sin alcohol

Por Andréia Martins, Jornalista y Sommelier

Proporcionar bebidas sin alcohol es un buen ejercicio para entender qué (y por qué) bebemos.

El alcohol es un elemento importante para dar equilibrio, cuerpo y longevidad al vino; tiene un papel significativo en la integración con los otros factores que forman el paladar de la bebida, como la acidez y los taninos de los tintes, por ejemplo. Por eso es comprensible que al imaginar un vino sin alcohol, el consumidor de vino con alcohol piense en una bebida "con menos expresión". Pero al igual que en los vinos con alcohol, el estilo del vino depende de quién lo produzca y cómo. Y aquí hay una pista sobre los vinos sin alcohol: cómo se producen.

Normalmente, el vino sin alcohol pasa por el mismo proceso que la bebida con alcohol y sólo al final se retira. O bien, todas las etapas que definen la personalidad del vino se cumplen como en el vino tradicional. Sin el alcohol, se presta atención a factores como el sabor, la persistencia, la fruta, la acidez, la calidad de los taninos, o incluso a las características que uno busca en los vinos que le gustan.

La mayoría de las marcas que trabajan con vinos zero álcool utilizan el proceso de destilación del vacío a baja temperatura, que permite separar el vacío hasta valores cercanos al 0%. También existe la técnica de evaporación, forma de destilación del vino suave y menos agresiva. En este proceso, los vinos reciben un refinamiento final antes de ser engarzados y se conservan los polifenoles, antocianinas y antioxidantes.

Para mí, probar los vinos fue interesante en dos aspectos: para entender mejor el papel del alcohol en el vino (los que no tienen alcohol sienten más astringencia en el paladar, por ejemplo) y que el "alcohol" dado por el alcohol no es el responsable de nuestra relajación y descontracción cuando bebemos con amigos. La diversión depende mucho más de su "estado de ánimo" que de la bebida que está en su mano.